lunes, 4 de abril de 2011

Crónica


Un juego de muñecas

A la edad de 11 años Amalia guardaba dolor, la pureza que generalmente acompaña a esta edad, ya no era su amiga ni tampoco las muñecas que decía eran sus hijas como un simple juego de todo infante.  Su cuerpo comenzaba a cambiar, su estomago antes lleno de dulces y golosinas ahora albergaba una muñeca, no de esas con las que estaba acostumbrada a jugar, sino  una de carne y hueso que como en el juego la haría mamá.

Zeida Morales Vásquez viuda de Guerrero nunca pensó en volverse a enamorar. Quizás, porque aún conserva el recuerdo de aquel hombre que fue por más de 20 años su compañero incondicional; ese mismo que cada noche la tenía entre sus brazos y  a quien la vida tenia destinado para que fuese él, quien cosntruyera  el fruto de aquel amor.

La soledad nunca había sido aliada de Zeida como lo era en ese momento, vivía encerrada en sí misma, dolida con el mundo por haberle quitado lo que más quería, pero con ganas de vivir por su hija Amalia que era  símbolo de ese amor.

Y en busca de un nuevo comienzo, Zeida,  después de  tanto tiempo de  soledad conoce a Isaac Santiago Martínez quien se convertiría en su compañero sentimental,  pero quien desde el comienzo parecía cargar con la culpa a cuestas, envuelto en un misterio, rodeado de telarañas, y capaz de anticiparse a los acontecimientos como quien consulta en una bola de cristal
y puede adivinar perversiones más profundas, y atrocidades mas vanas y repugnantes que solo alguien apodado "el brujo" podría emanar.

La relación de Isaac y Zeida,  ya no era la misma de siempre, cada día el  cuerpo de esta mujer mostraba más y más signos de fatiga, sus ojos azules antes llenos de vida, ahora se encontraban nublados y a menudo dejaban caer sobre sus pómulos lágrimas, amargura y dolor; sus manos ahora cansadas y sin fuerza ya no podían proteger a Amalia. Según los rumores estaba hechizada.

Zeida, queriendo ignorar la realidad que se presentaba ante sus ojos, va al médico para confirmar lo temido, su pequeña Amalia estaba embarazada. De inmediato como quien despierta de un sueño profundo o un hechizo.Pensamientos negativos invaden su cabeza, tal como lo hizo aquel hombre con la inocencia de su pequeña; por eso se culpa, quizás por no haber podido evitar aquel sufrimiento o por llenar el vacío de un verdadero guerrero, por quien a costa de perversión y dolor quizo ganar la batalla.

En medio del asombro y la incertidumbre, Zeida aún asimilando la noticia y pensando en el bienestar de Amalia, se detiene unos momentos para ordenar sus ideas, cree que lo mejor es no traer al mundo a aquella criatura indefensa pero infortunadamente no deseada y fruto de una terrible aberración; pero para su sorpresa ya era tarde, aquella "muñeca" tenía ya cuatro meses de gestación, tiempo suficiente para impedir que Amalia pudiese desprenderse de ella. Pero si el indicado para enviar a su padrastro "el brujo" a la cárcel, causante de dicho maleficio pero a quien ni el conjuro más potente podría salvar de la pena que habría de pagar.

Ocho meses y medio después, en una noche de tormenta y triste espera, como si el destino supiese el origen de aquel alumbramiento y se negase hacerlo realidad, de las entrañas de Amalia nace Alejandra, un juego de muñecas, donde una de ellas asume el rol de mamá y toma entre sus brazos a quien sería su "bebé" por el resto de la vida, una bebé que sin lugar a duda transformaría su mundo de fantasías e inocentes sonrisas  en aquel donde marcada por la huella del dolor la sonrisa se pierde en la oscuridad y la fantasía se vuelve realidad.



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